Investigadores del Hospital Frenchay de Bristol (Reino Unido) han conseguido regenerar fibras nerviosas dañadas por el Parkinson a través de la infiltración de un agente natural que ayuda a las células cerebrales a producir dopamina en una zona del cerebro deteriorada por la enfermedad.
Las conclusiones del estudio, que también muestra una mejoría en los problemas motores derivados de la enfermedad, se publican en la edición digital de la revista 'Nature Medicine'.
Los expertos explican que en la enfermedad de Parkinson el mensajero químico dopamina, encargado de transmitir los impulsos entre las células nerviosas, desaparece en una región del cerebro conocida como el putamen, lo que conduce a anormalidades motoras características de esta patología como los temblores.
Según los científicos, las células gliales derivadas del factor neurotrófico (GDNF en sus siglas en inglés) constituyen un agente de crecimiento natural necesario para que las células cerebrales produzcan dopamina, cuya concentración reducida en el cerebro se asocia con la enfermedad de Alzheimer.
En un estudio anterior los científicos habían mostrado que la inyección de GDNF directamente en el putamen de personas con la enfermedad conducía a mejoras clínicas dentro de los dos meses siguientes al comienzo del tratamiento. Esta mejoría se mantuvo durante los cuatro años que duró la terapia y después de dejar de proporcionar el GDNF a los pacientes. Un estudio posterior tuvo que detenerse por motivos de seguridad.
Ahora, los científicos han analizado el cerebro de un paciente de 62 años, fallecido de ataque cardiaco, que había participado en el ensayo original y que había mostrado mejoría después de la inyección de GDNF. Los científicos descubrieron que las fibras nerviosas que contenían dopamina habían vuelto a crecer en el putamen.
Según los investigadores, esta es la primera evidencia neuropatológica de que la inyección de GDNF en humanos causa el rebrote de las fibras de dopamina junto con mejoras clínicas en la enfermedad de Parkinson. Los autores del estudio señalan que este descubrimiento podría revitalizar el interés en la aplicación de GDNF como posible terapia para este desorden degenerativo.
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