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martes, 4 de julio de 2017

La fisioterapia podría ser igual de eficaz que la cirugía en el túnel carpiano

Un estudio comparativo de la efectividad de ambos tratamientos concluye que, a medio y largo plazo, no hay diferencias significativas.
Un grupo de expertos de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ha obtenido resultados positivos a corto y largo plazo (12 meses) tras un programa de fisioterapia aplicado en pacientes con síndrome del túnel de carpo. En el trabajo, publicado en Journal of Pain, los investigadores han comparado la efectividad a corto, medio y largo plazo de tratamiento de fisioterapia (3 sesiones de tratamiento) frente a la cirugía de liberación del nervio mediano en la mejora del dolor, función, y discapacidad.
“El síndrome del túnel de carpo es un conjunto de síntomas en la mano que se relacionan con dolor y hormigueo, sobre todo en los tres primeros dedos de la mano, pulgar, índice y corazón, y generalmente aumenta por la noche”, explica César Fernández de las Peñas, científico principal del estudio y director del departamento de Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Rehabilitación y Medicina Física de la URJC.
“Las personas que padecen estos síntomas tienen que sacudir mucho las manos para despertarlas porque se les quedan dormidas e incluso se les llegan a caer objetos, ya que con el paso del tiempo se pierde fuerza y se puede desarrollar atrofia porque se pierde la musculatura de las manos”, añade.
El ensayo se ha llevado a cabo con 120 pacientes del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Los pacientes fueron distribuidos de forma aleatoria en dos grupos: uno de fisioterapia, que recibió el programa basado en la modulación del dolor, y un grupo de cirugía.
“El grupo de fisioterapia recibió tres sesiones, una semanal, donde se aplicaron técnicas dirigidas a la relajación y tratamiento de las zonas anatómicas relacionadas con el nervio mediano (cuello, escalenos, pectoral menor, bíceps braquial, pronador redondo, flexores de muñeca y fascia palmar). También se realizaron ejercicios de movilización de los tendones del miembro superior”, explica el experto de la URJC.
Por su parte, el grupo de cirugía recibió la técnica usada en el Sistema Sanitario de Salud Español para la descompresión del ligamento transverso en el túnel del carpo según los estándares internacionales. Las variables utilizadas en el ensayo, relacionadas con el dolor, la discapacidad y la funcionalidad, se midieron antes del tratamiento, al mes, 3, 6 y 12 meses tras la finalización del mismo.
Los resultados obtenidos muestran mejores resultados en la mejora del dolor y la función a corto plazo (1 y 3 meses) en el grupo que recibió fisioterapia comparado con los que recibieron la cirugía. A los 6 y 12 meses, no existieron diferencias significativas entre ambos grupos, concluyendo que tres sesiones de fisioterapia basadas en el modelo de neuromodulación del dolor son igual de eficaces a largo plazo que la cirugía.

Un nuevo fármaco para el tratamiento del ictus hemorrágico

La hemorragia cerebral supone entre el 30 y el 40 % de mortalidad y es una de las primeras causas de discapacidad grave en el adulto. Investigadores españoles han desarrollado un nuevo compuesto que reduce el daño neurológico y mejora la recuperación funcional en modelos preclínicos de la enfermedad. Los resultados muestran que el fármaco detiene el sangrado y reduce la inflamación.

Aunque solo representa del 15 % al 20 % de todos los ictus, la hemorragia cerebral (ictus hemorrágico) es una emergencia neurológica. Supone entre el 30 % y el 40 % de mortalidad y, además, es una de las primeras causas de discapacidad grave en el adulto. “El principal factor de riesgo es la hipertensión, pero hay fármacos de uso relativamente común, como los anticoagulantes, que aumentan el riesgo de hemorragia intracerebral”, explican los investigadores de un estudio publicado en Journal of the American Heart Association.
A pesar de su tremendo impacto social y económico, actualmente no hay ningún tratamiento eficaz y el pronóstico de estos pacientes no ha mejorado significativamente en las últimas décadas.
Ahora, científicos del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra y del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) han demostrado la eficacia de un nuevo compuesto (CM352) para el tratamiento de la hemorragia intracraneal.
Los resultados, confirmados en modelos animales, sugieren que el nuevo fármaco puede ser una nueva estrategia para tratar la hemorragia intracraneal. “A partir de ahora la investigación se va a centrar en analizar los factores que regulan la eficacia de esta molécula en muestras de pacientes con hemorragia intracerebral con el fin de diseñar en el futuro ensayos clínicos. El objetivo final es la integración de los estudios preclínicos y clínicos que permitan desarrollar un nuevo tratamiento antihemorrágico en esta patología”, indican los autores.
Mejora la recuperación de los pacientes
La molécula diseñada en el CIMA reduce el daño neurológico y mejora la recuperación funcional tras una hemorragia intracerebral. Para los científicos, CM352 es un potente agente antihemorrágico con un mecanismo de acción seguro y eficaz.
“El trabajo de investigación conjunto entre ambas instituciones ha demostrado que detiene el sangrado intracraneal y reduce la inflamación, lo que conduce a unas lesiones cerebrales más pequeñas y una mejora de la recuperación funcional”, explican Josune Orbe y Tomás Sobrino, investigadores del CIMA y del IDIS, respectivamente. Son los autores principales, junto con José Antonio Rodríguez, investigador del CIMA, y José Castillo, director científico del IDIS.

viernes, 22 de julio de 2016

Estudian impacto de las emociones en el organismo

Las emociones tienen un componente visceral tan importante que afecta al organismo y pude ocasionar enfermedades como gastritis, migrañas, colitis, contracciones musculares o crecimiento de glándulas suprarrenales, entre otras.
Investigadores del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México estudian cómo los sentimientos así como el estilo de vida influyen en el cuerpo.
El psiquiatra Rafael Salin-Pascual explicó que los trastornos psicosomáticos son aquellos en donde un estado emocional mal resuelto genera manifestaciones orgánicas como gastritis, colitis, algunas formas de migrañas o tensión muscular crónica.
“Se trata de problemas de desajuste en los mecanismos emocionales porque la gente maneja mal la ansiedad, explicó el médico en psiquiatría y miembro del Sistema Nacional de Investigadores en un comunicado difundido por la máxima casa de estudios.
Señaló que el amor y el odio pueden conllevar a actos irracionales y agresivos ya que activan las mismas regiones del cerebro, por lo tanto se puede oscilar entre las dos emociones cuando se está inmerso en una relación sentimental.
“Pero la diferencia fundamental radica en que con el amor romántico se desactivan las partes de la corteza frontal relacionadas con el juicio y el razonamiento, mientras que el odio solo es capaz de desactivar una pequeña parte”, detalló.
El investigador comentó que no hay un sistema para cada emoción porque son multicerebrales, es decir, “el odio, por ejemplo, es un hambre que nunca se acaba y lleva a que la gente desarrolle una serie de estrategias para lograr un objetivo como la venganza; este sentimiento es el origen de las grandes tragedias”.
En ese sentido, puntualizó que el odio, la venganza y los celos son emociones negativas que no tienen una raíz netamente biológica, pues el entorno social es el que contribuye.
Aunque con el amor romántico se libera la hormona llamada oxitocina, tanto en hombres como en mujeres, también es cultural y basa en sistemas de empatía y confianza.
Las emociones tienen una organización compleja en la que intervienen elementos como el estímulo emocional competente, es decir, el evento que dispara el proceso y puede originarse en el ambiente o de un recuerdo que se evoca al detectar algo similar en el entorno.
“Esto lleva al estado de representación, que puede ocurrir en cualquiera de las regiones somatosensoriales (visual, auditiva, olfatoria, táctil, o la combinación de éstas) y conducir a una activación de sitios ejecutores de respuestas emocionales en el cerebro”, refirió.
Esas estructuras disparan la respuesta emocional con la activación de regiones específicas del cuerpo y el reconocimiento de lo que llamamos sentimientos.
julio 21/2016 (Notimex)

lunes, 4 de julio de 2016

Descubren científicos cubanos molécula que podría mejorar tratamiento de la isquemia cerebral



Investigadores cubanos encontraron en estudios preclínicos evidencias farmacológicas del efecto neuroprotector de una nueva molécula denominada JM-20, lo cual abre promisorias potencialidades en el tratamiento de la isquemia cerebral, un grave problema de salud mundial. 

De acuerdo con el diario Granma de comprobarse el beneficio del hallazgo durante la fase de ensayos clínicos en humanos podría disponerse por primera vez de un producto con acción terapeútica efectiva contra esa dolencia y sus secuelas.  

La molécula y sus derivados están protegidos por patente ciento por ciento nacional y en su estudio participaron entidades como el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos, CIDEM; el Centro de Estudios para las Investigaciones y Evaluaciones Biológicas, la Universidad de La Habana, y la Universidad Federal de Río Grande del Sur, de Brasil. 

Esta investigación sobre la isquemia cerebral mereció uno de los Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba 2015 y el Premio Especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente al resultado de mayor relevancia científica.

Aqui el resumen de la publicación científica:

Resumen
Contexto: A pesar de la enorme mortalidad y morbilidad del infarto cerebral, las opciones terapéuticas son limitadas. Recientemente se ha demostrado que JM-20, nueva molécula sintética, ejerce efecto neuroprotector en ratas sometidas a una oclusión transitoria de la arteria cerebral media. Sin embargo, se hace necesario utilizar otros modelos experimentales de isquemia cerebral.
Objetivos: Evaluar el efecto neuroprotector del JM-20 luego del comienzo de una isquemia cerebral focal y permanente en ratas, inducida por termocoagulación de la sangre en los vasos piales de la corteza cerebral.
Métodos: La lesión isquémica se indujo por termocoagulación de la sangre en los vasos piales de la corteza primaria motora y somato sensorial. El desempeño comportamental se evaluó por medio de la prueba del cilindro a los 2, 3 y 7 días después de la cirugía. Posteriormente se realizaron estudios histopatológicos en corteza cerebral por medio de la tinción con hematoxilina-eosina.
Resultados: El daño isquémico resultó en un impedimento funcional de las extremidades anteriores de las ratas evidenciado por una elevada asimetría y originó alteraciones histopatológicas indicativas de daño en la corteza cerebral. El tratamiento con JM-20 (4 y 8 mg/kg) disminuyó significativamente los porcientos de asimetría y las alteraciones histopatológicas con una marcada preservación de las neuronas corticales.
Conclusiones: Los efectos de la isquemia cerebral permanente fueron fuertemente atenuados por la administración del JM-20, lo que enriquece y mejora su data experimental pre-clínica como neuroprotector contra la isquemia cerebral y apoya la consideración de su traslado a la clínica para tratar el infarto cerebral. 

http://jppres.com/jppres/pdf/vol4/jppres16.126_4.4.153.pdf

viernes, 24 de junio de 2016

Descubren vínculo de gen con una vida social saludable

La poca actividad del gen OXT afecta el funcionamiento del cerebro y el comportamiento social de una persona, según un estudio publicado por la Proceedings of the National Academy of Sciences
Ese segmento del ácido desoxirribonucleico (ADN) está involucrado con la producción de oxitocina, la hormona responsable de que los seres humanos amen y sean fieles, compasivos y amables, de acuerdo con la investigación de la Universidad de Georgia, en Estados Unidos.
Para comprobar la teoría, los expertos realizaron pruebas genéticas a más de 120 personas, y evaluaron la estructura y funcionamiento de sus cerebros, así como sus habilidades para socializar.
Como resultado, comprobaron que la deficiente acción del gen OXT incide en el área encargada del pensamiento social.
También apreciaron trastornos cerebrales en los individuos con esa limitación y que estos les impiden identificar las emociones en los rostros de otras personas.
Por tanto, concluyeron, presentan dificultades para formar relaciones saludables. junio 23/2016 (PL)

martes, 21 de junio de 2016

ANATOMÍA DEL SISTEMA VASCULAR CEREBRAL NORMAL

SISTEMA ARTERIAL.

ARTERIA CAROTIDA INTERNA.

Se origina por bifurcación de la carótida primitiva a la altura del borde superior del cartílago tiroides, aunque esta bifurcación puede efectuarse algo más arriba o más abajo.
Se reconocen 4 porciones en la carótida interna:
1.    Segmento cervical.
2.    Segmento intrapetroso.
3.    Segmento intracavernoso.
4.    Segmento supraclinoideo.

Segmento cervical.
Es la porción que se extiende desde la bifurcación de la carótida primitiva o común hasta su penetración en el cráneo.
Al principio cursa por detrás y por fuera de la carótida externa y luego se cruza con ésta quedando situada por dentro y por detrás de la misma.
El trayecto del vaso en este segmento es variable, unas veces rectilíneo, otras ligeramente ondulante y aún en ocasiones redundante describe un asa más o menos pronunciada.
Es más gruesa que la carótida externa y a diferencia de dicha arteria, no da ramas en el cuello.
Debe mencionarse la posibilidad de una anomalía poco común que es la persistencia de la arteria hipoglosa primitiva resto embrionario de la anastomosis entre la carótida y la circulación posterior (arteria vertebral). Al igual que en el caso de la arteria trigeminal  que comunica la carótida con la arteria Basilar, además, a veces nacen ramas de la carótida externa desde la carótida interna cervical.
Segmento intrapetroso.
Es la porción situada en el interior del peñasco penetra por el orificio carotídeo en la porción petrosa del peñasco y sigue el eje longitudinal del mismo en dicho conducto o canal carotídeo dirigiéndose de atrás adelante y algo hacia adentro.
A su entrada en el peñasco se acoda formando un ángulo de 90° con la porción precedente.
A su salida por el agujero rasgado anterior, se acoda nuevamente en ángulo de 90° para dirigirse hacia arriba y adelante y penetrar en el seno cavernoso por la parte posterior del mismo.
La carótida interna intrapetrosa puede ser aberrante con un trayecto pósterolateral en vez de ánteromedial a través del hueso temporal.
Cuando este segmento es aberrante atraviesa el hipotímpano, donde aparece como una masa retrotimpánica pulsátil. Tiene entonces un trayecto en ángulo agudo, más pósterolateral que puede ser reconocido en la TAC y en la angiografía.
Es importante reconocerla para no confundirla con un paraganglioma del glomus timpánico y evitar el peligro de una biopsia.
Este segmento raras veces es asiento de lesiones patológicas.

Segmento intracavernoso.
Es la porción de la carótida interna que transcurre en el seno cavernoso. En su inicio, a continuación del segmento intrapetroso, la presencia de una ligera constricción de la arteria no tiene significación patológica.
La porciones, cavernosa e intradural se disponen con incurvaciones  en forma de S por lo que a esta región se la conoce desde Moniz como ¨sifón carotídeo¨. Es pues necesario distinguir desde el punto de vista angiográfico  dos porciones en el sifón: la que se encuentra por debajo de las clinoides anteriores o propiamente intracavernosa y la supraclinoidea o intradural.
El sifón es variable en su forma, puede aparecer como una U acostada con su apertura hacia atrás, como una V con la misma disposición o como una letra omega ( w).
Cuando la porción que la sigue es alargada e incurvada hacia adelante se forma el llamado ¨doble sifón¨.
La porción horizontal inferior de este segmento, se aplica a la cara externa del cuerpo del esfenoides donde se labra un surco ¨surco carotídeo¨. La porción que le sigue, rodilla anterior o codo del sifón, se aplica a la pared externa de la celda hipofisaria.
La arteria abandona al seno cavernoso en su región anterior y superior a una altura que sigue el plano de las clinoides anteriores. Antes de su emergencia del seno, en la parte más superior del codo del sifón en su cara convexa, hace su salida la arteria oftálmica.
En el seno cavernoso la arteria queda anclada, por así decirlo, por toda una serie de bridas que la fijan a las paredes del mismo y guarda relación con los nervios III y IV pares (MOC y patético) y rama oftálmica del V (trigémino) que transcurren por la pared externa del seno y el VI par (MOE) que corre algo por debajo y por fuera de la arteria.
Fisher la ha subdividido a su vez en 5 porciones:
C5.- Es la porción cavernosa ascendente desde la abertura endocraneal del conducto carotídeo hasta el inicio de la primera rodilla o rodilla posterior.
C4.- Es la propia rodilla posterior.
C3.- Es la porción horizontal entre las dos rodillas.
C2.- Es la rodilla anterior.
C1.- Es el resto del segmento cavernoso.
Segmento supraclinoideo o intradural.
Es la porción que comienza en la emergencia del seno cavernoso, por fuera y por debajo de la clinoides anterior y sigue un curso ascendente aunque variable en su dirección la que es dependiente de la longitud del mismo. Unas veces está dirigido hacia arriba y atrás, otras hacia arriba y adelante, otras directamente hacia arriba y siempre algo hacia afuera según el plano transversal. El aspecto de esta porción también varía de acuerdo con la proyección en la radiografía de manera que a mayor inclinación de la incidencia, más rectilíneo será el aspecto de esta porción.
Ramas de la carótida interna.
Del segmento petroso:
·      La arteria carótico-timpánica que irriga la cavidad timpánica (oído medio y oído interno).
·      La arteria pterigoidea o arteria vidiana, rama inconstante que pasa a través del agujero rasgado y del conducto pterigoideo y se anastomosa con ramas de la maxilar interna.
·      La arteria estapedial persistente que en realidad es una anomalía rara procedente de un conducto intrapetroso vascular embrionario y aparece como rama del segmento petroso incluida en un conducto óseo sobre el promontorio de la cóclea y en estos casos termina formando la arteria meníngea media. Puede atravesar la placa del estribo o cruzarse con ésta y complicar una intervención protésica. En este caso hay ausencia del agujero espinoso (redondo menor).
Del segmento cavernoso:
Son ramas extra e intradurales y muchas se anastomosan con ramas de la carótida externa.
·      Tronco meningo hipofisario o tronco posterior que surge cerca de las porciones C5 y C4 y da tres ramas:
La arteria del tentorio o arteria de Bernasconi Casinari.  Se dirige atrás sobre la superficie del tentorio y por el borde libre del mismo.
La arteria meníngea dorsal.  Irriga la dura por detrás del clivus y del seno cavernoso y se anastomosa con la homóloga del lado opuesto.
La arteria hipofisaria inferior. Irriga el lóbulo posterior de la hipófisis. Se anastomosa también con la del lado opuesto y forma un círculo arterial en la base del dorso selar.
·      La arteria cavernosa inferior. Nace de la porción C4. Irriga la pared del seno y su contenido, es decir los pares III, IV y VI y el ganglio de Gasser. Se anastomosa con la arteria meníngea media a nivel del foramen espinoso. Da ramas a la duramadre de la fosa media y de la parte posterior de la fosa anterior, al ganglio de Gasser y puede dar rama al borde libre de la tienda del cerebelo.
Se anastomosa con la arteria oftálmica por finas ramas  a través de la fisura orbitaria o del propio hueso esfenoides.
·      La arteria capsular. Nace de la porción distal de C· o de C2 por delante del tronco meningo hipofisario  cursa por el suelo selar por debajo de la hipófisis, irrigan parte de la hipófisis anterior y establece comunicación con la homóloga contralateral.
·      La arteria trigeminal puede aparecer ocasionalmente, pero constituye una anomalía por persistencia de la comunicación embrionaria carótido-basilar. Se presenta en un 0.1 a 0.2% de los casos. 
Del segmento supraclinoideo:

·      Las arterias hipofisarias superiores que en número de dos o más a cada lado, pasan por encima del diafragma selar y forman alrededor del tallo hipofisario un plexo (el plexo hipofisario superior) en forma de anillo vascular. Este plexo irriga el lóbulo anterior de la hipófisis y sus capilares forman un sistema portal de vasos. También envía pequeñas ramas al quiasma y al hipotálamo.
·      Ramas estriadas que penetran en el cerebro por la sustancia perforada anterior. 
·      La arteria oftálmica. Nace de la carótida interna inmediatamente después de haber atravesado la duramadre y por dentro de la clinoides anterior, cursa rodeando el nervio óptico pues entra en la cavidad orbitaria por el agujero óptico por debajo y por fuera del nervio y continúa  colocándose por encima y por dentro del mismo para alcanzar la pared interna de la órbita. Sus ramas principales son:
La arteria lagrimal que cursa por la pared lateral de la órbita.
La arteria supraorbitaria que cursa por debajo del globo ocular y por el centro de la cavidad.
 Ramas etmoidales: anterior y posterior. De la etmoidal anterior nace la arteria de la hoz que perfora la lámina cribiforme y asciende junto a la inserción de la hoz en el hueso frontal.
Ramas palpebrales.
Arteria coroidea.
Arteria central de la retina.
Arteria ciliar posterior.
 Arteria meníngea media. Es una variante anatómica y puede suceder que sea la oftálmica la que nazca de la meníngea media y en ese caso la arteria central de la retina se origina en la carótida interna.

Ramas de la arteria oftálmica se anastomosan con las de carótida externa tales como: maxilar interna, meníngea media, temporal superficial.
·      La arteria comunicante posterior. Nace de la parte dorsal de la carótida, cursa atrás y adentro y se continúa con la arteria cerebral posterior a 1 cm del origen de la misma en la bifurcación del tronco basilar. Describe una ligera curva de concavidad superior. De la comunicante posterior nacen ramas conocidas como las tálamo perforantes anteriores que irrigan la parte anterior y lateral del tálamo. 
·      La arteria coroidea anterior. Nace inmediatamente distal a la comunicante posterior y un poco por fuera de ésta, se dirige atrás y ligeramente adentro junto a la cintilla óptica cruzando la cisterna ambiens en la porción conocida como ¨cisternal¨. Entonces cursa ligeramente afuera hasta la superficie interna del  lóbulo temporal, rodea el uncus y alcanza hacia afuera y atrás el cuerno temporal  al que penetra por la fisura coroidea. Dentro del cuerno temporal nutre el plexo coroide, es la porción ¨pléxica¨ o intraventricular. Además irriga el tracto óptico, el globus pálidus, el tálamo, el hipotálamo, la cola del núcleo caudado, los dos tercios posteriores del brazo posterior de la cápsula interna, los pedúnculos cerebrales, la sustancia nigra y el núcleo rojo. El límite entre los segmentos referidos  se conoce como ¨punto pléxico¨. En su curso posterior la arteria describe un arco de convexidad superior. En su extremo distal se anastomosa con la arteria coroidea posterior, con la comunicante posterior (?), con la cerebral posterior y con ramas de la cerebral media.

ARTERIA CEREBRAL ANTERIOR.

Es la rama interna o medial de la bifurcación de la carótida interna. Constituye junto con la cerebral media y posterior una de las tres grandes arterias que irrigan el cerebro. Presenta variedades en su calibre y su curso. Deben considerarse tres porciones:
1.    Horizontal.
2.    Vertical
3.    Horizontal.

La primera porción situada en la cisterna quiasmática, se dirige horizontalmente desde su origen hacia adentro y algo hacia adelante pasando por encima del nervio óptico y el quiasma hasta alcanzar la cisura interhemisférica.
En la cisura interhemisférica se inicia la segunda porción, la arteria se curva bruscamente para seguir un curso ascendente y algo hacia adelante, quedando por delante de la lámina terminalis y porción anterior del cuerpo calloso aplicada a la cara interna del lóbulo frontal.
A la altura de la cara superior del cuerpo calloso cambia de nuevo la dirección para constituir la tercera porción de nuevo horizontal paralela a esta estructura  y siempre siguiendo la cara mesial del hemisferio cerebral correspondiente hasta alcanzar la parte posterior del lóbulo parietal.
La arteria cerebral anterior desde el punto de vista anatómico se divide en 5 segmentos:
A1.- Forma parte de la porción horizontal y se extiende desde su origen en la carótida interna hasta la comunicante anterior. De unos 13 a 15 mm de largo y un diámetro de unos 2,6 mm. La longitud de la comunicante anterior es de unos 2 a 3 mm y de 1,5 mm de diámetro.
A2.- Forma parte de la porción vertical y se extiende desde la comunicante anterior hasta la rodilla del cuerpo calloso.
A3.- También forma parte del segmento vertical y se corresponde con la rodilla del cuerpo calloso.
A4.- Forma parte del segundo segmento horizontal. Se extiende desde la rodilla del cuerpo calloso hasta un nivel por delante de la sutura coronal.
A5.- También en la segunda porción horizontal, es el segmento distal de la arteria a partir del nivel de la sutura coronal.
Ramas de la cerebral anterior.
1.        Profundas.

·      Perforantes: Son de muy pequeño calibre, no se individualizan en el angiograma. Las que se originan de la cara superior de la primera porción horizontal y siguen un curso ascendente para penetrar en el cerebro por la sustancia perforada anterior y van a irrigar: el rostrum del cuerpo calloso, la cabeza del núcleo caudado, el septum pelúcidum, parte del brazo anterior de la cápsula interna, superficie dorsal del quiasma, nervios ópticos, comisura anterior, columnas del fornix y parte del hipotálamo. Las que nacen de la comunicante anterior, irrigan: región optoquiasmática, supraquiasmática, fornix, cuerpo calloso, región septal y región cingulada anterior.
·      Olfatoria primitiva o arteria recurrencial de Heubner: Se origina igual que las anteriores, de la primera porción horizontal, algo por fuera de   la comunicante anterior. Tiene un diámetro de 1 mm. Sigue primero un trayecto horizontal o ligeramente oblicuo hacia arriba y afuera pasando por encima de la primera porción de las arterias cerebral anterior y cerebral media hasta el punto en que se desprenden las perforantes de este vaso, cuando cambia de dirección y se hace vertical para penetrar en el cerebro por la sustancia perforada anterior junto con las arterias tálamoestriadas mediales de la cerebral media. Dado su curso se le conoce también como arteria lentículo estriada recurrente.
Irriga: La porción ántero medial de la cabeza del núcleo caudado, la porción adyacente del putamen, brazo anterior de la cápsula interna, parte del tálamo y parte de la porción anterior del trígono olfatorio.



2.        Corticales.

·      Arterias orbitarias.  Pueden ser varias ramas o solo una. Se originan del segmento vertical en su porción inferior y se dirigen hacia abajo y adelante e irrigan la superficie orbitaria del lóbulo frontal.
·      Arteria frontopolar. Ordinariamente se origina de la porción ascendente de la arteria cerebral anterior y más raramente de la callosomarginal. Se dirige adelante y arriba hasta alcanzar el polo frontal. Da ramas que siguen el borde anterior del lóbulo frontal.
·         Arteria callosomarginal. Es la mayor de las ramas corticales de la cerebral anterior. Se origina después de la emergencia de la frontopolar y se dirige hacia atrás y arriba por la cara interna del  hemisferio en los lóbulos frontal y parietal. Parte de su curso lo hace en el interior del surco cingulado a una profundidad variable y parte en la superficie cerebral por lo que no sigue la línea media en todo su trayecto.
De la arteria callosomarginal a su vez nacen ramas:
Las arterias frontales ascendentes internas. Algunos identifican ramas anterior, media y posterior. Siguen un trayecto ascendente, pasan el borde superior del hemisferio e irrigan 1 a 2 cm de la cara externa del mismo.
Sus ramas terminales establecen anastomosis con las ramas terminales ascendentes de la arteria cerebral media.
La arteria paracentral. Es la porción terminal de la arteria callosomarginal y rodea e irriga al lóbulo paracentral.
·         Arteria pericallosa. No constituye una colateral de la arteria cerebral anterior, sino que es la porción terminal de la misma. Luego de la emergencia de la callosomarginal tiene un curso que sigue más o menos paralelamente la cara superior del cuerpo calloso junto a la línea media.
De la arteria pericallosa se originan las siguientes ramas:
Arteria del precúneo. Es  una fina rama que irriga el precúneo.     Arteria callosa posterior. En su extremo distal la pericallosa rodea el esplenio del cuerpo calloso siguiendo un corto trayecto por su cara inferior. La arteria irriga el rodete del mismo.
Arteria paracentral. Puede ser rama de la callosomarginal o de la pericallosa e irriga el lóbulo paracentral.
Arterias de la cisterna pericallosa. Son pequeños vasos que se desprenden perpendicularmente con relación al eje del tronco arterial y penetran horizontalmente en la cisterna pericallosa a la que recorren hasta la profundidad en un trayecto de aproximadamente 1 cm para después retornar a la superficie de la cara interna del hemisferio. Se presentan en la proyección frontal en una disposición de ligera concavidad superior como corresponde al surco de la cisterna pericallosa que ocupan.
Es característico que los de ambos lados son simétricos tanto en longitud como en altura.
Arterias del surco cingulado. Son ramas que corren en el surco cingulado, similares a los vasos anteriormente descritos y están dispuestas algo por encima de los mismos. Siguen un curso transversal de unos 1.5 cm. de longitud y con una disposición ligeramente cóncava hacia abajo.
A diferencia de los vasos de la cisterna pericallosa, éstos suelen ser asimétricos los de uno y otro lado tanto en longitud como en altura.
El espacio que queda entre los vasos de la cisterna pericallosa y los del surco cingulado corresponden a la altura del giro cingulado.
Plexos piales.

ARTERIA CEREBRAL MEDIA.
La arteria cerebral media y sus ramas irrigan la cara externa del hemisferio y la ínsula.
Puede considerarse tanto anatómica como funcionalmente continuación de la arteria carótida interna.
Se origina junto a la parte interna del lóbulo temporal. Su porción inicial sigue un curso horizontal y se dirige hacia afuera y algo hacia adelante. Presenta también variedades en su calibre y su curso. En este segmento la arteria queda situada entre el lóbulo temporal y la porción inferior de la ínsula y al llegar a la porción más anterior de la cisura de Silvio, se incurva para seguir un curso oblicuo arriba y atrás en la profundidad de dicha cisura.
Esta porción de la arteria puede ser el tronco principal. Lo más común es que  se haya dividido en sus ramas terminales antes de penetrar en la cisura de Silvio.
Las ramas, que se originan de la arteria cerebral media en su recorrido por la cisura silviana van aplicadas a la superficie de la ínsula y emergen a la convexidad de delante atrás a lo largo de la cisura de Silvio para recorrer la cara externa o convexa del hemisferio cerebral correspondiente al que irriga, salvo una franja estrecha que sigue el borde superior dependiente de la arteria cerebral anterior y el extremo occipital que depende de la arteria cerebral posterior.
De las ramas corticales de la cerebral media se destacan tres que se consideran terminales y se las denomina: arteria parietal posterior, angular y temporal posterior respectivamente.
De la arteria cerebral media se reconocen 4 segmentos:
M1.- Segmento esfenoidal. Desde su origen en la bifurcación de la carótida interna se extiende hacia afuera a través de la cisterna quiasmática, entre el uncus del hipocampo y el bulbo olfatorio por debajo de la sustancia perforada anterior hasta penetrar en la ínsula.
M2.- Segmento insular. Se describe más adelante como ¨segmento silviano¨. Es el segmento en que las ramas cursan por el valle silviano.
M3.- Segmento opercular. Se reconoce también como ¨asas insulares o silvianas¨. Es el segmento en el que las ramas salen del valle silviano.
M4.- Segmento cortical. Constituido por dos grupos de arterias terminales: grupo superior y grupo inferior.
El superior irriga la corteza frontal y parietal. Lo constituyen las ramas: fronto orbitaria, prefrontal, precentral o prerrolándica,  post central o post rolándica, parietal anterior, parietal posterior y la angular.
El inferior irriga la corteza temporal y lo constituyen las ramas temporales.
Ramas de la arteria cerebral media.
1.        Profundas

·      Perforantes. Arterias lentículoestriadas o tálamoperforantes. Constituyen un conjunto de finos vasos que se identifican casi constantemente en la angiografía. Se originan en la porción inicial o segmento esfenoidal  de la arteria cerebral media. Se las divide en dos grupos:
Medial. Que penetra en el cerebro a través de la sustancia perforada anterior, atraviesa el globus pálidus y la cápsula interna y va a terminar en el cuerpo del núcleo caudado.
Lateral. Sigue un curso igual al anterior, atraviesa el putamen y pasa entre éste y la cápsula externa. Se subdivide a su vez en dos subgrupos: anterior y posterior.

Las ramas terminales de los vasos perforantes alcanzan la pared externa del ventrículo lateral correspondiente e irrigan: al núcleo lenticular, al núcleo caudado, parte anterior del brazo posterior de la cápsula interna, tálamo y parte de la corteza frontal suborbitaria.
Existen algunas variedades en cuanto a su origen, así el grupo medial o interno puede originarse en la bifurcación de la carótida interna, o aún en la porción  inicial de la cerebral anterior.
Pueden existir dos ramas arteriales principales que se originan de la cerebral media y siguen un curso ascendente para penetrar en el cerebro y luego dividirse en sendos ramilletes vasculares que se distribuyen como hemos descrito previamente.
Desde el punto de vista arteriográfico no es posible distinguir los grupos mencionados, de modo que el conjunto de vasos en la proyección frontal aparece como un solo grupo de disposición vertical en forma de hoz con el mango hacia abajo y la concavidad dirigida hacia adentro.
El sitio de origen de dichos vasos ocupa una extensión de 13 a 15 mm. La rama más interna se origina a unos 17 mm de la línea media y la más externa a unos 30 mm con muy ligeras variaciones.
Luego de su origen las arterias tienen un corto trayecto de unos 3 a 5 mm de longitud y con dirección oblicua hacia arriba y adentro, más tarde cambian su dirección para ir a terminar junto al piso del ventrículo lateral.
El diámetro de estos vasos es de 1 mm o menos y en los jóvenes son más gruesos que en los viejos.
Durante la fase capilar del angiograma es posible observar una opacificación tenue y difusa de los núcleos basales irrigados por estos vasos.


                              Fig. Con el esquema de Andersen 1958. 
2.        Corticales.
Las ramas corticales cursan en la profundidad de los surcos de la corteza.
Están constituidas por:
·      Segmentos silviano y opercular. Unas 5 u 8 ramas de la cerebral media  transcurren durante parte de su trayecto, como hemos expresado, en las profundidades de la cisura de Silvio aplicadas a la superficie de la ínsula, es el segmento silviano. La mayor parte de estas arterias siguen un  curso ascendente  y otras descendentes. De las ascendentes, las más anteriores tienen un trayecto casi vertical y las más posteriores, oblicuo hacia arriba y atrás.
Al llegar al límite superior de la ínsula, es decir, a la región opercular fronto parietal, se incurvan para seguir un curso inverso, de arriba abajo aplicadas a la cara profunda del opérculo. A estas incurvaciones o acodaduras se las reconoce como ¨segmento opercular, asas insulares o asas silvianas¨. Luego rodean el labio superior de la cisura de Silvio y siguen por la superficie de la cara externa del hemisferio en las regiones frontal y parietal. Las descendentes, rodean el labio inferior y se ocupan de irrigar la superficie de la cara externa temporal del hemisferio.
Como quiera que las  ramas del grupo silviano cursen, como hemos expresado, adosadas a la cara externa de la ínsula, adoptan en su conjunto, como ésta, una forma triangular que se reconoce también como ¨triángulo silviano¨.
Por ello, como el límite superior de la ínsula es horizontal, si en una angiografía en proyección lateral trazamos una línea que una los puntos culminantes de las asas insulares tendremos también una línea horizontal que constituye el lado superior de dicho triángulo silviano. La acodadura más posterior y superior de las asas insulares se corresponde con el ¨punto silviano¨. El lado anterior lo forma la línea que siga el trayecto de la rama silviana más anterior y el lado  inferior la línea que una la rama más inferior con el punto silviano. 
En la proyección frontal, a pesar de que las ramas del grupo silviano se superponen en alguna medida, se pueden identificar las más anteriores porque aparecen en una posición inferior y se observan progresivamente más altas las más posteriores. El punto silviano al que nos hemos referido en la proyección frontal es la acodadura más alta e interna y en la proyección lateral es la acodadura más alta y posterior.
·      Segmento cortical. Se identifican dos formas principales de división de la cerebral media:
1.    Por bifurcación en el valle silviano dando un rama anterior y otra posterior. En este caso del tronco anterior nacen las arterias frontoorbitaria, prefrontal y precentral o prerrolándica y el resto de las ramas nacen del tronco posterior.
2.    Por trifurcación con tres ramas: anterior, media y posteriror.
Del tronco anterior nacen las arterias frontoorbitaria, prefrontal y precentral o prerrolándica.
Del tronco medio las arterias central o rolándica, parietal anterior o post rolándica, parietal posterior y la angular o del pliegue curvo.
Del tronco posterior las temporales.
·      Arteria fronto orbitaria. Es la segunda rama cortical, nace después de la temporal anterior. Abandona la cisura de Silvio en su porción anterior y se distribuye por la porción externa e inferior de la cara externa del lóbulo frontal. Sus ramas terminales se anastomosan con las de la arteria frontopolar.
·      Arteria prefrontal
·      Arterias precentral o pre-rolándica y central o rolándica. Irrigan el área que indican sus nombres.
·      Arteria central o rolándica
·      Arterias parietal anterior o post-rolándica y parietal posterior. Pueden originarse separadamente o de un tronco común. Irrigan el lóbulo parietal.
·      Arteria angular o del pliegue curvo. Sigue el trayecto de la cisura de Silvio. Es la rama más importante e irriga la circunvolución angular, la  parte posterior de la temporal superior, la supramarginal y la mitad superior de las occipitales  superior y media.
·      Arteria témporopolar. No se identifica bien en la angiografía. Irriga, como su nombre lo indica el polo temporal.
·      Arteria temporal anterior. Es la primera rama cortical de la arteria cerebral media, luego de la emergencia de las tálamoestriadas. Sigue un curso anterior e irriga el tercio anterior de la corteza temporal. en la circunvolución temporal superior. Sus ramas terminales se anastomosan con las ramas terminales de la arteria temporal anterior rama de la cerebral posterior.
·      Arteria temporal media. Irriga la circunvolución temporal media.
·      Arteria temporal posterior. Irriga la circunvolución temporal inferior.
·       Arteria témporo occipital. Irriga el polo occipital y se anastomosa con ramas de la cerebral posterior.

SISTEMA VERTEBROBASILAR.


ARTERIAS VERTEBRALES.
Ambas arterias vertebrales se originan de la arteria subclavia correspondiente como la primera rama de las mismas algo por dentro del músculo esternocleidomastoideo, cada una se dirige hacia arriba hasta penetrar en el cráneo donde ambas se unen a la altura del surco bulbo protuberancial para formar el tronco o arteria basilar.
Se reconocen 4 segmentos:

V1.- Se extiende desde el origen del vaso hasta el agujero costo transverso o transversario de la apófisis transversa de la sexta vértebra cervical (C6).
En este corto segmento la arteria se dirige hacia arriba y algo hacia adentro pasando por delante de la apófisis transversa de la séptima vértebra cervical (C7).
V2.- Se extiende desde C6 hasta el axis. En este segmento la arteria es más o menos rectilínea y pasa por el túnel óseo incompleto formado por los agujeros transversarios desde C6 hasta C2.
V3.- Se extiende desde la emergencia del agujero transversario de C2 hasta el agujero occipital.
Al abandonar el axis la arteria se dirige hacia afuera y atrás para penetrar en el agujero transversario del atlas que queda algo por fuera. A la salida del mismo vuelve a incurvarse y pasa por encima de la masa lateral del atlas y por detrás de la apófisis articular correspondiente. A este nivel es frecuente que arteria pase por un canal óseo completo o incompleto formado por el pontículo posterior denominado agujero arqueado.
Cambia nuevamente de dirección y se dirige arriba, adelante y adentro para penetrar en el cráneo por el agujero occipital o por el canal del hipogloso.
Esta amplia asa formada por la arteria debe impedir que la misma sea dañada con los movimientos de flexión, extensión y rotación del cuello.
Debe señalarse sin embargo que es conocida la compresión de la arteria entre atlas y axis con los movimientos de rotación y extensión combinados de la cabeza así como disminución del flujo sanguíneo con los movimientos de rotación hacia el lado opuesto. Es posible que los cambios arterioescleróticos que condicionan la pérdida de elasticidad arterial hagan propicias las circunstancias  para comprometer el papel protector de esta asa arterial.
V4.- Es el segmento intracraneal. Se extiende desde el agujero occipital y después de atravesar la duramadre, hasta la confluencia de ambas arterias a la altura del surco bulbo protuberancial. En este segmento la arteria se dirige hacia arriba y adentro y cursa por dentro y por delante del bulbo. Ambas forman un ángulo variable, pero que fluctúa alrrededor de los 50°. El trayecto puede ser rectilíneo o sinuoso.
Ramas de la arteria vertebral
·      Arterias perforantes paramedianas. Se originan de la arteria vertebral y de las espinales anteriores. Irrigan la región paramediana del bulbo.
·      Arteria espinal anterior. Nace de la cara interna de la vertebral en la parte superior de su segmento intracraneal y sigue un curso descendente y algo hacia adentro por la cara ventral del bulbo y porción superior de la médula cervical donde se une con la del lado opuesto para formar un tronco único. Irriga al bulbo y médula cervical.
·      Arteria espinal posterior. Se origina de la porción lateral del segmento intracraneal de la vertebral, rodea al bulbo para descender por su cara posterior uniéndose con la del lado opuesto y formar un tronco único que sigue un curso descendente por el surco medioposterior de la médula cervical. Las ramas de las espinales anteriores y posteriores se anastomosan entre si.  (?)
·      Arterias musculares. Se desprenden de las vertebrales en la `porción extracraneal  que se extiende desde la porción que se encuentra entre el atlas y el occipital, hasta la altura de C4. Irrigan los músculos paraespinales. Establecen comunicación con ramas de la arteria occipital de la carótida externa. Pueden servir como vias de circulación colateral en caso de obstrucción de la carótida interna.
·      Arteria meningea posterior. Puede originarse de la vertebral aunque suele hacerlo de la arteria occipital.
·      Arteria cerebelosa póstero inferiror. Se origina 1 ó 2 cm antes de la unión de ambas vertebrales en el surco bulbo protuberancial.  Se distinguen tres porciones de la arteria:
Cisternal. Es el segmento inicial del vaso que transcurre en las cisternas basales (prepóntica). Rodea la cara ántero lateral del bulbo siguiendo un curso hacia atrás, abajo y algo hacia adentro, o bien hacia atrás, arriba y adentro.
Bulbar o medular de la literatura anglosajona. Le sigue y queda situada entre el bulbo y la cara interna, cóncava de la amígadala cerebelosa. En este segmento la arteria describe un arco de concavidad anterior.
Coroidea. Continúa el segmento anterior y describe un arco en sentido inverso al mismo.
En conjunto el tronco arterial describe en la proyección lateral una ¨S¨con un asa inferior y otra superior que algunos denominan curva cefálica y caudal respectivamente.  
Se reconocen múltiples variedades anatómicas segín el origen del vaso, así como del trayecto del mismo y de sus ramas.
La arteria cerebelosa póstero inferior, tiene a su vez ramas importantes, a saber:
Ramas perforantes :
Bulbares. Que irrigan  el bulbo. Nacen de la porción bulbar.
Amigadalinas. Que irrigan las amígadalas cerebelosas. Nacen de la porción coroidea.
Coroideas.  Que irrigan los plexos coroides del cuarto ventrículo. Nacen también de la porción coroidea.
Ramas terminales:
Vermiana o mediana. Irriga el vermis y porción mesial de la cara ventral del cerebelo. Cursan junto a la línea media.
Hemisféricas o externas. Irrigan los dos tercios posteriores de la cara inferior y parte de las porciones laterales de los hemisferios cerebelosos.

ARTERIA BASILAR.

Se origina por la unión de ambas vertebrales a nivel del surco bulbo protuberancial y se dirige arriba siguiendo el surco medio de la cara ventral de la protuberancia hasta llegar aproximadamente a la altura de las clinoides posteriores cuando se divide en sus ramas terminales, aunque puede suceder  que su longitud sea corta y termine por debajo o larga y lo haga por encima de las mismas.
Es, sin embargo, raro que siga un curso rectilíneo y mediano; más frecuentemente lo hace en un trayecto curvilíneo de concavidad posterior  paralelo al clivus y es habitual que curse incurvado hacia uno u otro lado o en traycto sinuoso en ¨S¨.
Ramas de la arteria basilar.
·      Ramas perforantes pontinas. Dispuestas en dos grupos:
Internas. Que penetran en la cara ventral de la protuberancia e irrigan la región paramediana de ésta.
Externas o laterales. Son vasos peforantes que rodean la protuberancia e irrigan la región lateral de ésta debajo del piso del cuarto ventrículo.
·      Arterias auditivas internas. Una a cada lado. Irriga el oido interno, el par VIII (acústico) y el VII (facial) con los que se dirige hacia el peñasco. Pueden también originarse de la arteria cerebelosa ántero inferior.
·      Arterias cerebelosas ánteroinferiores o medianas.Una a cada lado. Se originan en la porción caudal de la arteria basilar, aunque pueden hacerlo a otros niveles. Nacen como uno o como varios vasos que se dirigen atrás y afuera. Guardan relación con el VII y VIII pares (facial y acústico) e irrigan la porción anterior e inferior del cerebelo y dan ramas perforantes a la protuberancia. Se comunican con las ramas de las cerebelosas póstero inferiores.
·      Arterias cerebelosas ánterosuperiores. Una a cada lado. Nacen a 2 ó 3 mm por debajo del extremo distal de la basilar donde se originan las cerebrales posteriores y de las que quedan separadas por el borde libre de la tienda del cerebelo así como los pares IV y VI (patético y MOE). (?) Desde su origen siguen un curso arciforme en la cisterna ambiens rodeando el pedúnculo cerebral correspondiente por su porción más inferior o por la porción más superior de la protuberancia hasta la parte lateral de la lámina cuadrigémina para seguir entonces en dirección caudal próxima a la línea media por la cara superior del cerebelo donde se divide en sus ramas terminales las que pueden comunicarse con las de la póstero inferior. Las arterias cerebelosas ántero superiores tienen ramas:
Ramas perforantes:
De gran calibre. Irrigan la protuberancia. Son inconstantes y pueden originarse en el tronco basilar.
De pequeño calibre. Irrigan la porción lateral del tegmentun del puente.
Colicular. Una o varias que se dirigen alante y adentro para irrigar el colículi posterior.
Ramas nucleares. Siguen por encima del velo medular superior para penetrar en el cerebelo e irrigan los núcleos cerebelosos.
Ramas terminales:
Vermianas (internas). Siguen la línea media e irrigan el vermis del cerebelo.
Hemisféricas (laterales). Siguen por la cara superior de los hemisferios cerebelosos a los que irrigan.

ARTERIA CEREBRAL POSTERIOR.

Desde el punto de vista embriológico la arteria cerebal posterior es rama de la carótida interna y el primer segmento de la misma sería la comunicante posterior. Este patrón se puede observar en cierto número de casos en el adulto; pero durante el desarrollo se produce una modificación de modo tal que la cerebral posterior queda unida a las ramas terminales de la arteria basilar, las arterias mesencefálicas, de las que son continuación cada una de las cerebrales posteriores y que constituyen entonces el primer segmento de la arteria.
Es por ello que autores como Kaplan consideran a la cerebral posterior continuación de la comunicante posterior. Desde el punto de vista descriptivo y hemodinámico preferimos seguir la concepción clásica que la considera rama terminal de la arteria basilar.
La cerebral posterior y sus ramas irrigan al diencéfalo, al mesencéfalo, a la superficie hemisférica interna del lóbulo occipital, a la porción interna del lóbulo parietal y a la mayor parte de las circunvoluciones: fusiforme, lingual y del hipocampo, así como gran parte del lóbulo temporal.
Se reconocen 3 segmentos:
P1.- Mesencefálico, comunicante o peduncular. Se extiende desde el origen de la arteria hasta la comunicante posterior. Transcurre dentro de la cisterna interpeduncular y pasa por encima del tercer par o motor ocular común.
P2.- Segmento ambiens. Desde la comunicante posterior  hasta la parte posterior del mesencéfalo viaja en esta cisterna que rodea al tallo y lo hace siguiendo el borde libre de la tienda  del cerebelo.
P3.- Segmento cuadrigeminal. Al abandonar el tallo en plena cisterna cuadrigeminal, cruza el borde libre de la tienda, sigue por encima de ésta  y en un curso posterior por la cara inferior e interna de los lóbulos temporal y occipital hasta terminar en la vecindad de la cisura calcarina.
Ramas de la arteria cerebral posterior.

1. PROFUNDAS.

·      Ramas perforantes:
Mediales. Irrigan el lóbulo anterior de la hipófisis, la parte posterior del hipotálamo, el tálamo, el tractus óptico, colículis y pedúnculos, así como los núcleos óculomotores.
Laterales. Irrigan el pulvinar del tálamo, subtálamo, cuerpos geniculados y porción posterior de la cápsula interna.
·      Arterias coroideas posteriores. Variables en número, se diponen en dos grupos de ramas: uno interno y otro externo. Se originan de la cerebral posterior a 1 ó 2 cm por detrás del tronco basilar. En su inicio corren paralelas al tronco de la cerebral posterior a unos 2 a 5mm por encima del mismo y al llegar a la fisura coroidea se incurvan siguiendo la porció medial del extremo posterior del tálamo para luego seguir hacia adelante de manera que en conjunto describen un arco de concavidad anterior .
Las arterias del grupo interno, siguen algo hacia adentro para pasar por encima y por fuera de la glándula pineal hasta llegar a la tela coroidea del tercer ventrículo e irrigar los plexos coroides de éste. Este grupo adopta en conjunto la forma de un 3.
Las arterias del grupo externo quedan por fuera y algo por detrás de las anteriores y el trayecto del mismo forma un arco de mayor radio. Irrigan los plexos coroides de los ventrículos laterales y en caso de agenesia o hipoplasia de la coroidea anterior son muy prominentes.
·      Arteria callosa posterior. Se origina de la cerebral posterior algo por detrás de las coroideas posteriores, circunda la porción posterior del cuerpo calloso hasta una distancia de unos 2 cm.

2. CORTICALES.

·      Arteria temporal anterior. Irriga la mitad anterior de la cara inferior del lóbulo temporal.
·      Arteria témporo-occipital. Se dirige algo hacia afuera y abajo. Tiene a su vez dos ramas: arteria tempotral posterior  que irriga la cara inferior del lóbulo temporal y arteria occipital interna  que a su vez se subdivide en en dos ramas: calcarina que irriga la cara interna del lóbulo occipital y la parieto- occipital que irriga la cara inferior del lóbulo parietal.

SISTEMA VENOSO.


La circulación de retorno encefálica tiene características especiales que la distinguen tanto anatómica como funcionalmente de la de otros órganos.
Las venas cerebrales son más numerosas y voluminosas que las arterias, sus paredes son más delgadas y pobres en fibras musculares y elásticas, carecen de válvulas como también sucede con los senos durales hacia los que drenan.
Existen múltiples anastomosis entre las venas encefálicas y éstas siguen un curso distinto al de las arterias; así por ejemplo, las venas corticales cursan preferentemente por la superficie de las circunvoluciones mientras las arterias lo hacen por la profundidad de los surcos.
Las venas del cerebro tienen una relación neurovascular bien organizada. La sangre arterial, como sabemos, llega al encéfalo por un grupo de vasos situados ventralmente  y la sangre venosa lo abandona dorsalmente principalmente por dos rutas distintas, aunque conectadas entre sí.  Estas rutas son: el sistema venoso profundo que recoge la sangre de todo el cerebro con excepción de la corteza y el sistema venoso superficial que drena la corteza y la porción más superficial de la sustancia blanca de los hemisferios cerebrales y de cerebelo. Además se reconoce un tercer sistema con características anatómicas y funcionales mixto, es el  sistema de la vena basal de Rosenthal que recibe sangre de la corteza de la cara mesial e inferior del lóbulo frontal lo que lo situa en el sistema venoso superficial y también de las venas subependimarias, de los núcleos grises basales, del territorio medular y de la sustancia blanca del cuerno temporal y ésto lo sitúa en el sistema venoso profundo. Por último, la sangre que recoge la vena basal drena en la vena de Galeno o en el seno petroso superior.
Al final los tres sistemas terminan dorsalmente en los senos venosos de la duramadre. No existen venas que drenen directamente desde la porción basal del tubo neural a un seno venoso subyacente.
Los tres sistemas poseen múltiples anastomosis entre sí. Además, los senos durales llevan la sangre a las venas yugulares internas que la transportan a la circulación general y a su vez se comunican con la circulación extracerebral a través de las venas emisarias y de las venas diploicas que ponen en comunicación la circulación encefálica con la vena yugular externa y el plexo vertebral que pueden servir de vías de drenaje accesorio en caso de obstrucción yugular o de senos.

SISTEMA VENOSO SUPERFICIAL.

·      Venas de la corteza cerebral. Son venas microscópicas muy numerosas que drenan la mayor parte de la corteza cerebral. Atraviesan la corteza perpendicularmente para terminar en las venas piales.
·      Venas medulares superficiales. Son pequeños vasos que se originan en la sustancia blanca a 1 ó 2 cm  por debajo de la corteza y se dirigen hacia la superficie cerebral verticalmente y en ocaciones en un curso ligeramente arqueado y terminan en las venas piales en la profundidad o en las paredes laterales de los surcos. En su trayecto reciben afluentes de la sustancia gris cortical.
·      Venas piales. Reciben las venas medulares superficiales y venas de la corteza  y éstas constituyen los troncos de origen de las venas superficiales.
·      Venas superficiales. Estas venas cursan por la superficie de los hemisferios cerebrales para terminar en los senos durales. Son extremadamente variables en su configuración, de ahí que no tengan nombres particulares para individualizarlas, incluso la descripción anatómica en cuanto a su topografía varía con los diferentes autores. Preferimos no agruparlas descriptivamente y solamente señalar los grupos en las disitintas caras del cerebro  atendiendo a la direción del flujo sanguíneo en los mismos. Así tenemos:

Venas superficiales de la cara mesial de los hemisferios cerebrales.
Se disponen en dos grupos: superior que comprende las venas de la mitad superior de esta cara y que drenan hacia arriba, hacia el seno longitudinal superior. Su número es variable, de 10 a 15, corren hacia el borde convexo del hemisferio y terminan, bien directamente en el seno o indirectamente drenando en una gran vena de la cara externa, la que a su vez lo hace en el seno longitudinal superior y además un grupo inferior, con venas procedentes del girus cingulado, del cúneo y precúneo, que siguen un curso descendente y terminan en el seno longitudinal inferior . Las más anteriores de este grupo van a la vena anterior del cuerpo calloso o vena cerebral anterior y por intermedio de la misma terminan en la vena basal de Rosenthal y las más posteriores van hacia la vena posterior del cuerpo calloso o terminan directamente en la vena de Galeno.
Venas superficiales de la cara externa de los hemisferios cerebrales.
Se disponen en tres grupos atendiendo a la dirección del flujo sanguíneo:
El de las venas ascendentes que se dirigen hacia arriba y terminan en el seno longitudinal superiror. Estas venas abordan el seno en dirección oblicua de atrás adelante, con excepción de las más anteriores que pueden terminar perpendicularmente en éste. Debe señalarse que las más posteriores cursan durante parte de su trayecto con dirección ántero posterior y terminan drenando en el seno en sentido contrario a la corriente sanguínea.   
Un segundo grupo es el de las venas cerebrales medias dispuestas sobre la ínsula y que salen a la superficie del hemisferio por la cisura de Silvio para anastomosarse con las venas anastomóticas de Trolard y de Labbe.
Entre la venas superficiales de la cara externa del hemisferio destacan estas dos gruesas venas  que establecen anastomosis entre el seno longitudinal superior y el lateral.
La vena de Trolard o anterior pone en comunicación las venas cerebrales medias con el seno longitudinal superior; se extiende oblicuamente hacia atrás y arriba desde la porción más inferior de la cisura de Rolando hasta la porción media del seno longitudinal superior cursando paralela al surco postcentral aunque tanto el curso como el calibre y aspecto son variables.
La vena de Labbe o posterior se extiende desde la porción inferior de la cisura de Rolando hacia atrás y abajo siguiendo un curso sinuoso para terminar en la porción más anterior del seno lateral cerca del punto en que éste se incurva para continuarse con el seno sigmoideo. También  drena al seno petroso superior o al seno cavernoso y a veces al seno esfenoparietal. Esta vena es extremadamente variable.
El tercer grupo es el de las venas descendentes  que van a terminar en el seno lateral y además las posteriores en el seno petroso superior y las anteriores en el seno cavernoso.
Venas superficiales de la cara inferior del hemisferio.
Se disponen en dos grupos: uno anterior cuyas venas  terminan en el seno longitudinal superior y otro posterior que drenan en las venas cerebrales medias o en el seno lateral y menos frecuentemente en el seno petroso superior.
Las venas de cada uno de estos grupos mantienen anastomosis entre sí, así como con el resto de los grupos.
·      Senos durales:
Seno longitudinal superior. Recibe la sangre de las venas corticales, ocupa la línea media y se aloja en el surco que en la cara interna de la bóveda existe con tal propósito. En la angiografía unilateral se le ve en forma discontinua ya que recibe sangre con contraste del lado de la anguiografía y sin contraste del lado opuesto. Para una mejor opacificación se realiza la inyección de contraste con compresión contralateral de la carótida en el cuello.
Senos laterales. Se originan a cada lado de la tórcula. Es ligeramente más grande el derecho. Tiene un segmento transverso que se dirige adelante y afuera para continuarse con el segmento sigmoideo que drena a cada lado en la vena yugular interna.
Seno longitudinal inferior. Recibe la sangre de las venas del grupo inferior de las superficiales que transcurren en la cara mesial del hmisferio procedentes del girus cingulado, del cúneo y del precúneo y cursa en el contorno inferior de la hoz para unirse en su extremo distal con la vena de Galeno y continuar con el seno recto.
Seno recto. Recibe la vena de Galeno en la unión de la hoz y el tentorio, se dirige hasta la tórcula donde recibe al seno  longitudinal superior.
Seno esfenoparietal. Cursa en la parte inferior del reborde esfenoidal.
Seno cavernoso. A cada lado de la silla turca.
Seno petroso superior.
Seno petroso inferior.
·      Venas yugulares internas. Continúan los senos sigmoideos. La del lado derecho es más grande y dominante y es de mayor calibre que la arteria carótida interna.

SISTEMA VENOSO PROFUNDO.

Con excepción de la corteza y la parte más superficial de la sustancia blanca, el sistema venoso profundo drena el resto de las estructuras de los hemisferios cerebrales: sustancia blanca, núcleos grises y plexos coroides de los vetrículos laterales y del tercer ventrículo.
Este sistema está integrado por las siguientes vías: venas medulares profundas, venas anastomóticas transcerebrales de Kaplan, venas caudadas longitudinales, venas subependimarias, venas coroideas, vena cerebral interna y vena de Galeno.
Este sistema muestra un patrón segmentario similar al de las arterias  cerebrales.
·      Venas medulares profundas o venas medulares largas. Se originan en la periferia de la sustancia blanca, en la misma región de origen de las venas medulares superficiales; de manera que existe cierta superposición en el territorio de origen de ambos sistemas venosos y se dirigen a la profundidad de los hemisferios convergiendo hacia los ventrículos laterales para termianr en las venas caudadas longitudinales y venas subependimarias y por intermedio de éstas en las venas cerebral interna y basal de Rosenthal. Las venas medulares profundas son de mayor calibre y longitud que las medulares superficiales, cursan en un trayecto rectilíneo y reciben múltiples tributarias microscópicas que terminan en éstas perpendicularmente. Esta disposición particular difiere de la encontrada en otros órganos en los que el sistema venoso está integrado por canales que van aumentando de calibre  según reciben tributarias que por lo general desembocan oblicuamente en los mismos. En su recorrido hacia los ventrículos laterales, estas venas siguen, por lo general, el curso de las radiaciones del cuerpo calloso, especialmente el fórceps mayor, el fórceps menor, la corona radiada y el tapetum. En conjunto, las venas medulares profundas siguen un patrón en cuña o abanico con vértice dirigido hacia adentro. Estos vasos terminan individualmente en forma directa en una u otra de las venas  subependimarias. Debe señalarse sin embargo, que muchas de estas venas que convergen hacia el cuerpo del ventrículo lateral se acodan en ángulo recto y siguen paralelas al ángulo súpero externo del ventrículo durante un trayecto variable antes de terminar en una vena subependimaria. Estas venas acodadas, continuación de las medulares profundas, fueron designadas por Schlesinger como ¨venas caudadas longitudinales¨. Se encuentran comúnmente en la región ántero lateral del cuerno frontal y más raramente en la región del techo del atrium y del cuerno occipital. Las venas medulares profundas no convergen desordenadamente hacia los ventrículos laterales sino que se concentran en zonas determinadas. Las más constantes están situadas a lo largo y por encima de la cabeza y cuerpo del núcleo caudado en forma de banda o línea correspondiente con la localización de las venas caudadas longitudinales ya mencionadas. En la región del atrio esta línea se bifurca y una rama sigue posteriormente hacia la región del techo del cuerno occipital y la otra sigue inferiormente hacia el cuerno temporal a lo largo del borde externo de la cola del núcleo caudado. Esta zona hacia donde convergen las venas medulares profundas se corresponde con las regiones en donde persiste la sustancia gris subependimaria primitiva en el cerebro ya desarrollado. 
El aspecto de las venas medulares profundas en los distintos lóbulos está determinado por la forma de los mismos y la región del sistema ventricular correspondiente.
Las del polo frontal   se dirigen hacia atrás, hacia el cuerno frontal del ventrículo lateral y terminan en las tributarias de la vena del septum pelúcidum.
Las del resto del lóbulo frontal y parte anterior del lóbulo parietal   siguen un curso descendente hacia abajo y adentro a la porción superior y borde látero externo del cuerno frontal y cuerpo del ventrículo  lateral, terminando en las tributarias de las venas tálamoestriada y lateral directa del grupo de las venas subependimarias.
Las de la parte posterior del lóbulo parietal y del occipital  se dirigen hacia abajo y adentro hacia el techo y pared lateral del atrium  ventricular para terminar en las venas atriales medial y externa.
Las de la porción posterior del lóbulo temporal cursan hacia arriba y adelante para terminar en la vena atrial lateral y ventricular inferior del grupo de las venas subependimarias.
Las de la porción anterior del lóbulo temporal  se dirigen atrás y arriba para terminar en las venas del extremo del polo temporal y por intermedio de éstas en la vena basal de Rosenthal.
Las de las regiones parasagitales de los hemisferios   tienen un trayecto descendente y arciforme de convexidad externa y terminan en la región látero superior de los ventrículos laterales en venas subependimarias, del grupo medial o del externo.
Desde el punto de vista angiográfico debe señalarse que tanto las venas medulares superficiales como las profundas no son visibles salvo pequeñas porciones cerca de la superficie de los hemisferios y en las proximidades de las paredes de los ventrículos laterales. Se hacen evidentes sin embargo, en las malformaciones arteriovenosas y en los gliomas malignos.
En relación con las primeras, la configuración cuneiforme de las venas, se debe precisamente a la disposición ya señalada de las medulares profundas y en relación con los gliomas, se explica la disposición en peineta de los vasos tumorales que aparece con relativa frecuencia y que ya había sido señalada por Egas Moniz en sus observaciones iniciales. ( )
·      Venas anastomóticas intracerebrales o transcerebrales de Kaplan. Las venas medulares superficiales y profundas no están totalmente independientes  entre sí; además de originarse ambos sistemas en una zona común están comunicados por intermedio de grandes venas anastomóticas que atraviesan la sustancia blanca hemisférica y que han sido claramente demostradas por Paget (  ) en embriones humanos y por Schlesinger en el mono y en el hombre. Tienen un curso rectilíneo desde las regiones subcorticales hasta las proximidades de las paredes ventriculares con un calibre uniforme en todo su trayecto y reciben afluentes que terminan en las mismas en ángulo recto como los afluentes de las venas medulares y como éstas siguen el curso de las fibras nerviosas con excepción de las venas de la porción mesial de los hemisferios. (Albisu).
Por intermedio de estas vías anastomóticas quedan ampliamente comunicados los sistemas superficial y profundo y las venas anastomóticas pueden derivar la sangre en casos de aumento temporal del flujo sanguíneo, facilitar el drenaje en las zonas capilares y comunicar las venas de la región de los ventrículos laterales con las superficiales permitiendo un rápido y eficaz equilibrio de la presión venosa en ambos territorios.
La presencia y el funcionamiento de estas venas explicaría los efectos por lo  general transitorios de las oclusiones venosas en ambos territorios. Sin embargo, en casos de oclusión venosa aguda o aumento rápido de la presión intracraneal como sucede en la trombosis venosa del adulto, en el trauma obstétrico, en el niño y en trabajos experimentales, se produce hemorragia en los núcleos caudados por la ausencia  de red venosa anastomótica en los núcleos basales.
·      Venas caudadas longitudinales. Ya han sido señaladas. Continúan muchas de las venas medulares profundas en la porción yuxtaventricular y por intermedio de las mismas se van a formar  venas subependimarias.
·      Venas subependimarias. Estas venas no drenan los tejidos subependimarios sino que drenan el parénquima cerebral por intermedio de sus afluentes, las venas medulares profundas, de las que son sus troncos colectores y van a formar principalmente, las venas cerebrales internas que constituyen el eje del sistema venoso profundo. Las más anteriores, sin embargo, en el cuerno temporal, van a terminar en la vena basal de Rosenthal. Como quiera que estas venas transcurren a lo largo de las paredes ventriculares, su identificación en la angiografía permite reconocer el tamaño y situación de las cavidades ventriculares. 
Aún cuando  esas venas no forman un patrón invariable, sino que muestran variantes en su aspecto, longitud y distribución, pueden sin embargo, clasificarse en dos grupos:
El de las venas subependimarias mediales  que lo forman las que están en relación con las paredes internas de los ventrículos laterales y el de las venas subependimarias externas  en relación con las paredes laterales.
Debe recordarse que debido a la incurvación y rotación de los ventrículos laterales durante el desarrollo, la pared lateral del cuerpo ventricular se continúa con el techo del cuerno temporal y así el núcleo caudado que forma la parte más externa de la pared lateral del ventrículo en el cuerpo, en el cuerno temporal forma parte del techo. La pared mesial del cuerpo y atrio se continúa con el piso o pared inferior del cuerno temporal. El cuerno occipital, que constituye una expansión tardía de los ventrículos laterales en el lóbulo occipital y que deriva esencialmente de la pared mesial del ventrículo durante el desarrollo, envía sus venas subependimarias a la región del atrio y la casi totalidad de las mismas van a drenar en el grupo mesial.   
Los dos grupos de venas subependimarias pueden subdividirse teniendo en  cuenta la región del ventrículo por donde transcurren las mismas. Así tenemos:
Venas subependimarias del grupo mesial.
Vena                                                            Región del ventrículo.
Vena del septum pelúcidum                      Cuerno frontal
Vena septal posterior                                 Cuerpo ventricular
Vena atrial medial                                      Atrio
Venas del hipocampo                                 Cuerno temporal

1.    Vena del septum pelucidum o vena septal. Se origina por múltiples tributarias que corren por la pared anterior y techo del cuerno frontal y que se van reuniendo progresivamente hasta formar un vaso único que corre atrás siguiendo la zona de unión del septum con los pedúnculos del cuerpo calloso y que pasa por fuera de los pilares anteriores del fornix para terminar junto con la vena tálamo estriada y la vena coroidea superior en la porión posterior del agujero de Monro para formar la vena cerebral interna. En ocasiones la vena septal sigue un curso distinto y corre por encima o por debajo de la cerebral interna antes de terminar en la misma.
2.    Vena septal posterior o medial directa. Puede ser uno o varios troncos venosos pequeños que se originan en la región del techo del cuerpo ventricular y corren hacia adentro y hacia abajo por el septum por detrás del agujero de Monro, transcurren entre las mitades del fornix para luego entrar en el velum interpositum. Puede existir una vena relativamente gruesa que termine en la vena cerebral interna por detrás del agujero de Monro y que transcurre por fuera de la unión del pilar y cuerpo del fornix. Estas venas reciben venas profundas de la región frontal posterior y parietal.
3.    Vena atrial medial. Se forma por la confluencia de varias venas tributarias en la pared interna del atrio ventricular. La tributaria más anterior de las mismas frecuentemente se origina en el techo de la porción posterior del cuerpo ventricular y en la angiografía frontal se dispone algo horizontal y luego se proyecta en ángulo agudo hacia la línea media, mientras la más posterior o vena del cuerno posterior, se origina en el techo o pared interna del cuerno occipital y con una configuración característica se dirige arriba y adelante en un curso rectilíneo que se corresponde con el techo del cuerno occipital y en la unión del cuerno occipital con el atrio se incurva bruscamente hacia abajo; esta incurvación es constante y muy útil desde el punto de vista diagnóstico. En la proyección frontal de la angiografía tiene un aspecto característico en arco de convexidad súpero interna. Estas venas convergen para formar un tronco único corto, que se dirige transversalmente para terminar en la porción posterior de la vena cerebral interna. El número y calibre de estas tributarias es variable.
4.    Venas del hipocampo. Las venas subependimarias mesiales del cuerno temporal raramente forman un tronco único, sino que están representadas por numerosas venas pequeñas que cursan transversalmente por la superficie del hipocampo para emerger internamente sobre el giro dentado. Estos vasos pueden terminar en una pequeña vena colectora que corre paralela al girus dentado y terminan en la porción anterior o más frecuentemente en la posterior de la vena basal o en la parte posterior de la vena cerebral interna.
Venas subependimarias del grupo lateral
Vena                                                              Región del ventrículo
Vena caudada anterior                                Cuerno frontal
Vena lateral directa                                     Cuerpo ventricular
Venas caudadas transversas                       Cuerpo ventricular
Vena atrial lateral                                        Atrio
Vena ventricular inferior                             Cuerno temporal.

1.  Vena caudada anterior. Puede ser única o estar formada por varias venas pequeñas. Tiene un curso típico cóncavo hacia atrás y se une a la vena terminal posterior en el suelo del ventrículo lateral o a lo largo de la estría terminal. Puede también terminar directamente en la cerebral interna o más raramente unirse a la vena septal para terminar en la cerebral interna. En las proyecciones frontales se superponen a las tributarias de la vena septal y en las laterales se las ve sobre la cabeza del núcleo caudado. OJO AQUI HAY UN LIO PORQUE NO SE ACLARA LO DE LA TALAMOESTRIADA QUE YO LO PUSE A MI MANERA.
2.  Vena lateral directa. Recibe tributarias de la pared lateral de la porción posterior del cuerpo del ventrículo y de la pared lateral del atrium. Puede alcanzar un gran calibre.
Es importante señalar que las dos venas subependimarias anteriores, es decir, la caudada anterior y la lateral directa se unen en la vecindad del cuerno frontal para formar la vena tálamoestriada que termina en el borde posterior del agujero de Monro continuándose allí con la vena cerebral interna.
3.  Venas caudadas transversas. Cursan por el ángulo súpero externo del ventrículo y se dirige adentro por debajo de la estría terminalis, lámina afixa y tenia coroidea hacia el velum interpositum para terminar en la porción posterior de la vena cerebral interna. En la angiografía puede confundirse con la vena tálamo estriada y dar la falsa impresión de un desplazamiento posterior del ángulo venoso.
4.  Vena atrial lateral. Se origina por pequeños troncos de la pared lateral del atrium y se dirige hacia abajo y adelante hacia el cuerno temporal, forma un asa de convexidad interna y termina en la vena cerebral interna.
5.  Vena ventricular inferior. Es frecuente que las venas del grupo externo en el cuerno temporal estén representadas por un grueso tronco que corre por el techo del cuerno. Se origina a la altura del cuerpo del núcleo caudado para descender formando una amplia curva que sigue la dirección del cuerno temporal y por tanto ocupa la porción posterior del cuerpo del ventrículo, el atrio y el cuerno temporal y generalmente corre por la porción externa del techo de este cuerno por fuera de la cola del caudado, aunque raramente puede hacerlo en un trayecto más interno. En la proyección frontal de la angiografía describe un trayecto que recuerda a un signo de interrogación  en el lado derecho y  en el lado izquierdo. Esta vena recibe tributarias en su porción anterior de la extremidad anterior del cuerno temporal  y donde abandona la fisura coroidea recibe de la vena coroidea inferior. Drena a la vena basal de Rosenthal aunque hay posibles variaciones.

En forma esquemática podemos decir que: la vena del septum pelucidum drena la parte profunda del polo frontal, las venas subependimarias laterales la porción lateral de los hemisferios cerebrales y las atriales mediales, el polo occipital.
En la angiografía quedan superpuestas a las venas superficiales, pero es fácil diferenciarlas ya que las superficiales aparecen primero en el estudio, tienen un curso más tortuoso, se extienden periféricamente más allá del área correspondiente a las cavidades ventriculares y van a terminar en los senos durales o en la extremidad anterior de la vena basal; las subependimarias aparecen más tardíamente, no son tortuosas, dibujan el contorno de los ventrículos laterales, permanecen más tiempo opacificadas y drenan hacia la vena cerebral interna, la vena de Galeno o la vena basal de Rosenthal.
·      Vena cerebral interna. Nacen una a cada lado de la línea media a nivel del agujero de Monro siguiendo a la unión de la vena septal con la tálamoestriada y la unión de esta última con la cerebral interna forma, en la proyección lateral, el ¨ángulo venoso¨. En esta proyección, la cerebral interna cursa en forma de ¨S¨ itálica alargada horizontalmente, se dirige hacia atrás sobre el techo del tercer ventrículo y en el extremo posterior del mismo, ambas venas cerebrales internas se unen con la vena basal de Rosenthal para formar la gran vena de Galeno. Como señala Taveras (  ) la forma de la vena varía algo en relación con la forma de la cabeza, así en el cráneo dolicocefálico la vena es más aplanada que en el braquicefálico en el que describe un arco alto de convexidad superior. El arco también es más alto en el niño que en el adulto.

·      Vena de Galeno o vena magna. Continúa la vena cerebral interna y asciende hasta recibir el seno longitudinal inferior y constituir el seno recto.